Desde el siglo XVII en Jueves Santo la procesión de las Verónicas recorre Marsala. Los participantes representan capítulos de la pasión y la muerte de Jesús en donde intervienen diferentes personajes, aunque la peculiaridad de esta celebración son las Verónicas, una figura que introdujeron los españoles cuando gobernaban Sicilia.
El papel de la Verónica, que según la tradición católica secó el sudor y la sangre de Jesús con un sudario de lino y obtuvo de esa manera la Santa Faz de Mannopello, quizás la primera fotografía de la historia, varió con los años. Al principio ostentaba este privilegio la hija del hacendado que había obtenido más ganancias con las cosechas anuales y cuando desfilaba exhibía un velo y un vestido colorado adornado con joyas y reliquias de gran valor. Más adelante se añadieron al cortejo dos criadas ataviadas también con pompa, toques azulados y detalles arabescos bordados en oro.
La procesión de Marsala, la de Trapani, que dura veinticuatro horas, y la de Enna, son los tres festejos más conocidos de la Semana Santa siciliana. Steve Mc Curry está colgando fotos en Instagram de esta última y en las otras dos coincido con Ernesto Bazan. El caos es inmenso pero los dos cumplimos con la primera norma para fotografiar un festejo: llegar por lo menos una hora antes al punto de inicio. Eso te permite visualizar los personajes más interesantes y retratarlos con calma. Cuando está a punto de empezar la procesión se alinean y adoptan la mecánica del desfile.
Otro consejo importante es estudiar y, si es posible, reconocer por anticipado el recorrido, para localizar paredes sin balcones, ventanas o cualquier elemento que contamine el fondo. Las procesiones, cuando llevan horas de recorrido, se detienen con frecuencia y en estos momentos es posible intentar una aproximación sin molestar a los participantes. En las grandes avenidas como la del puerto, en el caso de Trapani, la gente no está muy arremolinada y recibe los últimos rayos del atardecer. De esta manera es posible fotografiar los pasos y los costaleros con una luz muy atractiva si el cielo está sereno.
También busco rostros peculiares entre el público y al final fotografío por instinto a un grupo de mujeres con un cirio. Más tarde, cuando reviso las imágenes, reparo que la del extremo tiene una expresión especial. No me había dado cuenta mientras tomaba la foto, pero mi inconsciente sí que se apercibió. En general vemos más de lo que apreciamos.
Como siempre, ligero de equipaje es más fácil desplazarse por los laterales del cortejo. Me detengo cuando detecto una situación propicia pero, a los dos segundos, el tiempo que necesito para explorar el fondo y el tumulto de gente que tengo delante (y aparecerá en la foto) escucho las quejas de las personas que llevan horas esperando la procesión.
-“No te vas a quedar ahí ¿no? ¡Tapas la visión!”
Tienen razón y para paliar este inconveniente me arrodillo –una posición muy apropiada en un evento religioso- y con el 12 mm encuadro en contrapicado. Con esa actitud evito elementos que contaminan el encuadre y los cófrades adquieren una cierta majestuosidad. Más tarde, con el 45 mm aíslo a una de las Verónicas y el carabinieri que la escolta. Para captar al actor que interpreta el papel de Jesús en Marsala aprovecho un resquicio de luz directa y expongo para las altas luces. Con ese pequeño ajuste se oscurecen las sombras y destaca en compañía de los soldados a su lado.
Y por último consigo llegar a un balcón y fotografío desde un punto elevado, a las cuatro y media de la mañana, la procesión de Trapani a 400 ISO y a 1/40 de segundo. Sin duda un día y una noche entretenidos. Suerte de mis Panama Jack porque han sido seis horas de trote cada procesión.
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