Cada fotógrafo podría (o debería) definir, si se lo pidieran, una distancia de trabajo en la que está cómodo, así como algunos determinados recursos técnicos en los que confía.
La fotógrafa de Magnum, Inge Morath, por ejemplo, que se inició como asistente de Cartier-Bresson, comentaba refiriéndose a los métodos de su mentor: “Henry usaba lápiz de labio rojo para marcar su velocidad favorita y la distancia -1/125 de segundo y 4 metros”. Las relaciones que el fotógrafo entabla con el sujeto, su comprensión, su interpretación de cuanto acaece en términos visuales y la distancia focal de la óptica que más utilizan influyen en los resultados: “Yo trabajé durante mucho tiempo con un objetivo de 35 milímetros -refería Raymond Depardon- Ahora utilizo un 50, y todo el mundo me decía que estaba demasiado alejado. ¿Muy lejos? Pero yo no podía aproximarme más. Me encontraba bien a cuatro o cinco metros. En el fondo, estoy dentro de la media. Elliot Erwitt se colocaría a diez o quince metros y el ideal de William Klein son un metro y medio o dos”.
Pero aunque la norma general sea no situarse demasiado lejos, aproximarse físicamente al centro de la acción no siempre proporciona los mejores resultados. Cuando Robert Capa postulaba que el principal defecto de muchas imágenes es que el fotógrafo no está cerca es porque, en la práctica, muchas fotografías adolecen de un exceso de información que enturbia su mensaje. Una buena técnica para evitar este problema es tomar una foto y avanzar un par de pasos. Luego fotografiar de nuevo y caminar un poco más. Así se pueden poner en práctica las enseñanzas del maestro húngaro.
Hablaremos de todo eso y de muchas cosas más en el taller que daré la semana que viene en Oaxaca, con motivo del Día de Muertos. Mis dos próximas salidas ya están anunciadas en mi web. A finales de enero-2013 el viaje será a Myanmar y, aprovechando la Semana Santa y la fiesta del Holi, el taller versará sobre «Fotografía en color» en la India. ¡A ver si hay suerte y coincidimos!
Luisa says
Interesante disquisición, nunca me había parado a teorizar sobre ello.
Supongo que instintivamente una termina situándose en esa distancia en que se encuentra cómoda, pero también influye mucho el tipo de fotografía que se esté haciendo con un determinado objetivo.
Por otra parte, encuentro que los objetivos zoom son devastadores en este sentido pues te impiden sentirte cómoda en ninguna distancia, al final terminas liándote con el zoom para arriba y abajo y no defines nada. Es más fácil encontrar un cierto estilo con un objetivo fijo, el que sea.
Marta Figueras says
Hola Tino, com estàs?
Vaig estar a Myanmar fa un any…un país i una gent meravellosos! Que disfruteu molt de l’experiència.
Una abraçada!
esteve says
Ufff!! Mèxic, Myanmar i India… quina enveja, sana però enveja…
Salut!
Emilio says
En mi opinión la distancia marca el carácter del fotógrafo. Al margen de que cada trabajo puede requerir una distancia difetente, todos tenemos esa distancia en la que nos sentimos a gusto. En mi caso la óptica preferida es un 25 mm que me permite realizar mis trabajos preferidos de arquitectura y paisajes. Así mismo puede permitirme, en trabajos de aspecto social acercarme lo suficiente para recoger la esencia intima del momento.
jorge says
Curioso. También es importante la «altura en mm» del fotógrafo….ésa que nos permite hacer fotos sin agacharnos mucho..la mia es la del 28mm (con un 24 ya me sale una perspectiva un poco forzada), y es legendaria la «altura» de 24 mm -si me apuráis llego al 22- de Cristina GRodero o el 35 mm de David AHarvey